Twitter

martes, 8 de febrero de 2011

Alberto Cortés y Ana Lorena Brenes

Conozco a Alberto Cortés, Director del Consejo Universitario de la UCR, ahora que lo pienso, desde hace más de 15 años, lo que no es poca cosa. Casi nunca hemos estado de acuerdo en la mayoría de los temas, pero estoy casi seguro que no ha habido una sola vez en la que nuestras discrepancias hayan terminado en alguna discusión altisonante. Mas bien nos hemos enfrascado en debates llenos de humor y fisga, en donde es normal que terminemos riéndonos de alguna cosa que finalmente no tenía nada que ver con la discusión original.

Recuerdo que unos días antes del referéndum sobre el TLC participamos en un debate sobre el papel de la prensa en ese proceso, y lo que algunos imaginaron iba a ser un acalorado intercambio terminó siendo un conversatorio en donde para la sorpresa de muchos Alberto y yo coincidimos en poco y discrepamos en mucho, pero en un marco de respeto que sospecho debe haber decepcionado a buena parte de los asistentes.

Esto ha sido posible porque ambos hemos entendido que nuestras diferencias, aunque grandes, son honestas. En el libro "Conversación en La Catedral" de Mario Vargas Llosa, Zavalita, el personaje principal, se lamenta no tener la convicción que sus camaradas de izquierda tienen en sus ideales, y que esto lo llene de dudas acerca de la sinceridad de su militancia. Alberto no tiene dudas y eso le ha permitido una vida de militancia honesta basada en una gran sensibilidad social y política. Y es por eso, porque no tiene dudas y se echa al agua, que a veces comete errores. Pero hay siempre un fundamento ético en lo que hace, y eso es algo que yo, que creo que está equivocado en muchas cosas, no puedo dejar de admirarle. Incluso en el caso de la fallida censura a Watson.

A Ana Lorena Brenes la conozco hace más tiempo. Lore -y me van a perdonar esta familiaridad que incluso no pude dejar de usar cuando nos reuníamos ella como Procuradora y yo como Ministro-, además de ser la esposa de uno de mis mejores amigos, es una profesional que a mí me angustia porque oyéndola hablar me doy cuenta que yo no conozco tanto -ni creo disfrutar tanto- de lo que hago como ella conoce y disfruta lo que hace. Pero además porque sin ser abogado me doy cuenta que lo que dice está fundamentado con una rigurosidad que solo es posible cuando de veras se sabe mucho de la materia de la que está hablando. Cinco minutos oyendo a Lore es suficiente para comprobar lo que digo.

Por todo esto me ha llamado la atención que haya gente que con una ligereza sorprendente esté pidiendo la renuncia de Ana Lorena a su cargo de Procuradora General de la República, porque, argumentan algunos, la decisión que tomó la PGR de apelar el fallo del Tribunal Contencioso Administrativo sobre el tema Crucitas se origina en llamadas telefónicas que Lore recibió. Quienes así piensan, estoy seguro, no se han tomado el trabajo de leer el recurso presentando por la Procuraduría, en donde encontrarán una argumentación sólida y producto de un análisis riguroso y objetivo.

Ana Lorena Brenes es una abogada sólida, honesta e íntegra. Si no estuviera convencida de que hay fundamento para hacerlo, nunca habría apelado el fallo de Crucitas. La prueba es precisamente la calidad del alegato que se presentó, y las razones que ella misma ha tratado de exponer, con su habitual seguridad, en medio del circo en el que ha derivado todo este tema. Valdría la pena bajar el tono y poner atención. Tal vez todos aprendamos algo

jueves, 3 de febrero de 2011

De mitos urbanos, censura y algunas cosas mas

Una ensalada de temas:

Mitos y prejuicios fáciles: hay algunas cosas que de repetirse frecuentemente se tornan verdades absolutas que perjudican nuestra percepción de los acontecimientos sociales, políticos y económicos. Y quiero referirme a algunos de los más difundidos, como un aporte que permita dejar claro que la realidad es mucho más compleja de lo que se puede presentar en 30 segundos de una nota periodística en un telenoticiero, o en 4000 caracteres en los medios impresos.

Por ejemplo, siempre se habla con mucho desparpajo de los niveles de ejecución presupuestaria de las instituciones públicas como una prueba inequívoca de su ineficiencia, que además en este país se ha convertido, mediante una interesada extrapolación conceptual, en sinónimo de corrupción. Pero lo cierto es que en la no ejecución de presupuestos confluyen muchos factores. Ciertamente es posible encontrar displicencia en unos pocos funcionarios públicos, pero existen otros elementos que en la mayoría de los casos son los verdaderos responsables del nivel de ejecución de los presupuestos públicos.

Uno de ellos es conceptual: para la Contraloría General de la República no existen mas que dos estados en el proceso de ejecución de presupuesto: presupuestado y gastado. Pero lo cierto es que existe un tercer estado: comprometido. En muchos casos la administración pública compra bienes y servicios que no paga hasta que obtiene los productos adquiridos. Pero esos recursos, aunque no hayan sido estrictamente "gastados", no están disponibles pues están comprometidos para ser utilizados cuando se obtengan los bienes y servicios contratados. Lo ilustro con un ejemplo: el MOPT compra puentes Bailey pero no los paga hasta que lleguen al país, cosa que puede tardar algunos meses. Mientras tanto, los recursos para pagar los puentes se mantienen en las arcas del Estado, aun cuando ya no están disponibles; pese a esto, la CGR considera este monto como presupuesto no ejecutado y lo reporta de una manera tal que parece que hay una gran ineficiencia. Pero la verdad es un poco más compleja.

Segundo, con frecuencia las instituciones reciben los recursos en un momento del año en que ya no tienen tiempo para ejecutarlos. En el caso sobre todo de impuestos para financiar instituciones y programas específicos, los montos que se giran dependen del ritmo de recaudación; en algunos casos el grueso de lo que se recauda se obtiene en el segundo semestre, y dado el ordenamiento jurídico vigente es virtualmente imposible llevar a cabo adquisiciones de cierta magnitud en menos de 6 meses. Por otra parte le Ministerio de Hacienda "jinetea" los recursos, y cuando estos son escasos normalmente se gira lo urgente primero y lo demás se va acomodando a la disponibilidad de recursos. Esto también genera bajos niveles de ejecución, sobre todo a las municipalidades, que tienen partidas millonarias provenientes de impuestos específicos.

Otro mito, que acabo de ver en un noticiero: "tal institución pública adquirió vehículos de lujo para giras de sus funcionarios". Puesta así esta noticia transmite la idea de que los funcionarios públicos utilizan fondos institucionales para darse lujos innecesarios o inmerecidos. Lo cierto es que las licitaciones para la compra de vehículos normalmente no incluyen especificaciones de extras, sino que estas cosas son agregadas por los proveedores como una forma de hacer su oferta más atractiva. Entonces, aun cuando la institución haya licitado la compra de por ejemplo "un vehículo 4x4 con capacidad para 5 personas y motor de al menos 2500 cc", un proveedor puede, para endulzar el trato, ofrecer aros de lujo, radios con entrada mp3, climatizador y estribos, todo sin costo adicional para la administración. Y lo hacen no porque quieran ayudar, por supuesto, sino porque quieren ganar la licitación y establecer relaciones sobre todo con las instituciones que requieren más vehículos para su trabajo. Por eso es que en muchos casos las instituciones públicas terminan con unos chuzos que parecieran demasiado ostentosos, pero que no son realmente lo que la administración licitara.

Finalmente, un mito recurrente que sigo sin entender cómo es que todavía existe: los diputados no obtienen ninguna pensión al final de su período en la Asamblea Legislativa, a menos que tengan derecho en algún otro régimen. Los cuatro años en la Asamblea, a la luz de un reciente pronunciamiento del Ministerio de Trabajo, ni siquiera sirve para aumentar una pensión existente, como pretendían algunos exdiputados que tienen pensiones del Magisterio Nacional. Pero la verdad es que ningún diputado terminará su período como diputado con una pensión de dos millones y medio de colones por el resto de su vida. Si fuera así, José María Villalta sería el pensionado más joven del país.

Sobre el incidente UCR-James Watson: para mí el hecho es relevante porque me confirma algo que vengo denunciando desde hace tiempo. Es increíble que hayamos llegado al punto en que un grupo de autoridades universitarias crean tener razones suficientes para determinar qué es aceptable y qué no lo es para el resto de los universitarios. Es el corolario de una tendencia a la intolerancia que tuvo manifestaciones muy evidentes en el pasado -no se le permitió a un candidato presidencial grabar un programa en Canal 15 en las elecciones del 2006, el debate sobre el TLC terminó siendo una gritería irrespetuosa e intolerante en contra de quienes apoyaban el Tratado-, pero que ahora, asumida aun con razones más elaboradas por el Consejo Universitario, deja en evidencia la necesidad de defender sin ambages ciertos principios definitorios de la vida universitaria.

Y el tema no es si estamos de acuerdo o no con lo que ha dicho Watson -probablemente una mayoría aplastante rechace sus afirmaciones misóginas, racistas y homofóbicas-, sino que hay un peligro objetivo de que comencemos a flexibilizar el criterio de la exclusión y terminemos censurando a quienes no piensen como nosotros. ¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión? ¿Quién los define? ¿ Cuáles son los valores éticos "institucionales"? ¿Quién los valida? ¿Qué hacemos con los que no están de acuerdo?

En la página Facebook de mi buen amigo Alberto Cortés, quien defiende la postura del Consejo con verdadera honestidad intelectual y que tiene un punto de vista respetable, Mauricio Herrera escribió algo que me pareció interesante y que comparto con ustedes:

¿Habría que censurar conferencias literarias de Borges por su "ambiguedad" ante la dictadura argentina, o de Vargas Llosa por ser un neoliberal, o un concierto de Shostakovitch por defender el comunismo soviético, o quemar los libros de Juan Ramón Jiménez por maltratar a su esposa, o proscribir a Allan Poe por ser un borracho o a García Márquez por defender a Fidel y a la Revolución? Comenzamos censurando a un biólogo molecular que habla de ciencia ¡en una UNIVERSIDAD¡ y después se podría censurar cualquier discurso que no satisfaga lo que algun@s consideran moral o políticamente correcto. El debate debe ser estimulado, no inhibido, y no podemos andar por ahí diciéndole a la gente lo que debe o no debe escuchar y discutir, con base en lo que un grupo considera que son "valores" apropiados. Lo que sí ha sido peligroso es cuando algunos se sienten poseedores de la verdad acerca de lo que es conveniente para su sociedad, y terminan imponiendo censura: Chávez, Fujimori, Franco, Fidel, Mc Carthy y muchos otros manifestaban muy buenas intenciones morales para sus sociedades... Pareciera que el Consejo Universitario de la UCR cometió un exceso, con las mejores intenciones, y que su decisión configura censura previa y contradice a la Constitución

Excelente aporte que me parece resume de la mejor manera el tema en cuestión.




Nuevo microprograma de Antonio Alvarez Desanti

Tal vez para los mas jóvenes este sea un tema extraño (salvo tal vez para quienes viven en zonas más alejadas del casco urbano), pero para los que ya tenemos unos añitos esta es posiblemente una de las cosas que más recordamos de nuestra infancia: la existencia del barrio, ese lugar en el que encontrábamos a nuestros compañeros de mejenga, a los cómplices de las travesuras, a nuestra primera novia...