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martes, 24 de marzo de 2015

De símbolos y críticas

Para ser una persona que aprecia el simbolismo (poda de arbustos, iza de banderas), sorprende que al presidente le parezca "descabellado" que la gente critique su intención de irse de vacaciones en semana santa (http://www.monumental.co.cr/noticia/solis-califica-como-‘descabelladas’-criticas-por-sus-vacaciones-en-semana-santa). Claro que tiene derecho a descansar y es lógico que si tiene vacaciones acumuladas las gaste (¿60 días en diez meses? ¿Hay ahora una convención colectiva en Presidencia que otorga esa cantidad de días de vacaciones?). Pero por ahi no anda la cosa. Y extraña no solo que el presidente no se de cuenta, sino que alguien no se lo haya dicho antes.

Sus derechos, y la necesidad misma de descansar, no está en disputa. Lo que le incomoda a la gente, y no es "descabellado", es que apenas hace unos días el gobierno decidió no mandar a los funcionarios de vacaciones en semana santa, con el argumento de que es bueno para el país que se mantengan trabajando. Pero acto seguido el primer funcionario del país anuncia su intención de no trabajar en esos días. No debería ser difícil ver la contradicción en el discurso, porque efectivamente el país necesita mucho trabajo, y no hay ninguna razón para que el presidente se excluya de esa responsabilidad. No se ve bien, no parece consistente. El presidente puede estar o no de acuerdo, pero no es "descabellado". Y el presidente puede irse de vacaciones, pero no siempre. No al menos que no importe mandar una mensaje contradictorio.

De esta situación, surgen dos reflexiones adicionales. Primero, el presidente parece no contar con gente alrededor que le ayude a no provocar estas pequeñas polémicas que desgastan, -a pellizcos se mata un elefante-, su credibilidad y la de su gobierno. Nada más pernicioso que un presidente se rodee de un coro que se dedique a validar sus argumentos, sin disenso alguno. Las lógicas internas que se desarrollan en grupos cerrados donde no se contrastan posiciones terminan generando murallas y desapego a la realidad. Nada mas peligroso para un gobernante.

Y segundo, el presidente cada vez reacciona mas destempladamente ante las críticas, que muy a su pesar son cada vez mas frecuentes. Cualquier cuestionamiento es infundado, descabellado, una fabricación, acoso mediático o una conspiración de Carlos Roverssi (según dijera en un programa de radio). Puede que no le parezcan justas, proporcionadas o necesarias, pero las críticas son consustanciales al puesto. Y apenas están empezando.

De alguna manera, esas reacciones mencionadas en el segundo punto parecen confirmar la presunción del primero. Cuando solo se oye lo que se quiere oír, todas las críticas siempre terminan siendo producto de la mala intención, la incomprensión o la falta de conocimiento. Y eso ya de por sí es bastante simbólico.





lunes, 2 de marzo de 2015

Ojalá reconocieran esa verdad

En su artículo del domingo 1o de marzo en La Nación, así como en la cadena nacional de television de ese mismo día, el presidente notificó al país que después de apenas 10 meses de gobierno, la crisis apocalíptica en la que hace un año -según él mismo lo decía-, estaba sumida Costa Rica, ha quedado atrás. Ahora todo está bien y lo que existe es un "acoso mediático", de tal intensidad que incluso confundiría a extraterrestres. ¡Imagínense lo que nos puede causar a los pobres terrícolas ticos!.

(Aquí vale la pena hacer un paréntesis y mencionar que el acoso del que se queja el presidente no solo se da en medios tradicionales: la redes sociales, otrora fuente de entusiasta apoyo, es ahora un hervidero de críticas, no solo por lo poco que se ha hecho, sino y sobre todo, por lo que se percibe son constantes yerros de su equipo y por las promesas incumplidas en temas específicos, especialmente las relacionadas con derechos humanos)

Para probar que la realidad no es lo que se informa, el presidente nos da datos que no dejan de ser sorprendentes, por el origen de los mismos. El país hace un año estaba al borde del precipicio. Nada de lo que se hacía estaba bien, todo tenía una segunda intención, todo estaba sujeto a sospechas. Pero resulta que mucho de aquello que el presidente muestra como prueba de que el país avanza, son las cosas que venían en marcha. La Terminal de Contenedores de Moín es un proyecto que se fraguó en el Gobierno Arias, y que fue sostenido contra viento y marea por el Gobierno Chinchilla, enfrentando a sectores aliados de este gobierno que hicieron lo imposible para frenarlo. Lo mismo con la terminal granelera de Caldera, construida por el concesionario -no por el gobierno-, y que no avanzó durante mucho tiempo por las acciones que  interpusiera ANEP, el aliado WhatsApp del gobierno ("ahora les toca a ustedes"). ¡Y no está de mas recordar que el PAC se opuso a la concesión del puerto de Caldera!

Y que decir de la ampliación de la ruta 32, que no pudo ser aprobada en el período legislativo anterior gracias a la oposición del partido de gobierno, que ahora lo muestra como uno de los hitos que le permite decir al presidente que "hay cambio". Finalmente, el proyecto de ley para crear un fideicomiso que permita construir la carretera entre San José y San Ramón, producto del trabajo conjunto de la UCR, el grupo fundador del Foro de Occidente, el Consejo Nacional de Concesiones, el MOPT y MIDEPLAN, todo esto a finales del Gobierno anterior, y aprobado en este período con los votos de todos los partidos políticos.

Lo mismo puede decirse de Banca para el Desarrollo, iniciativa impulsada por el Gobierno Chinchilla, del que además este gobierno copió y pegó su decreto para el congelamiento de plazas, tal y como lo informó la acosadora prensa en su momento, y que el presidente menciona como uno de sus grandes éxitos. O de los 8 meses de estabilidad monetaria, pareciendo ignorar los mas o menos 40 meses anteriores que tuvimos esa misma estabilidad, con los niveles de inflación mas bajos de los últimos 40 años. Y sin precisar además que la estabilidad actual deriva mas de factores internacionales que de una disciplina fiscal que este gobierno no ha exhibido. No es lo mismo estabilidad con precios del petróleo entre $40 y $60, que entre $90-$110. 

En fin, no deja de ser irónico que hace un año todo fuera negativo y se estuviera haciendo todo mal, pero que ahora lo que vino a resolver la situación, a ser el cambio que los medios acosadores no reconocen, sea precisamente un conjunto de iniciativas que se habían planteado y empujado aun en contra de la oposición de los que ahora reclaman se les reconozcan como méritos. A mas no haber, no queda mas que admitir, aun sin que se diga con todas las palabras, que si bien hay cosas que cambiar y que en todo se puede mejorar, el país no era el desastre al que decían que era, y que habían cosas que se estaban haciendo bien. Tan bien que después de 10 meses es lo único que pueden exhibir al país como logros. Ojalá reconocieran esa verdad.